No vemos programas de televisión sino publicidad; los contenidos que nos muestra la caja tonta se encuentran repartidos entre la publicidad.
La publicidad televisiva y sus diferentes formas han evolucionado con el paso del tiempo buscando siempre una mayor rentabilidad. Las formas publicitarias se van adaptando y amoldando a los continuos cambios. Los tipos publicitarios que nos podemos encontrar hoy en día son muy diferentes a los de hace unos años.
El formato más utilizado es el tradicional spot, generalmente de 20 ó 25 segundos, situado en los bloques publicitarios de la parrilla de programación. Por detrás, se encuentra el patrocinio de programas, que es cuando un anunciante contribuye con la financiación a cambio de una alusión directa a su marca o producto durante la transmisión del mismo.
También, es muy habitual la utilización de publirreportajes, que son anuncios de larga de duración, entre uno y tres minutos, en los que prima más el carácter informativo que el publicitario y de telepromociones, espacios dedicados a la promoción de un producto durante el desarrollo de un programa usando todos sus elementos (actores, escenario, attrezzo, ambientación...).
En ficción, destaca el product placement o emplazamiento del producto que consiste en mostrar determinadas marcas de forma integrada en contenidos no publicitarios. Esto ocurre, por ejemplo, cuando en las series los actores utilizan algún producto y, por tanto, las marcas forman parte de la escena estratégicamente.
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